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BSE – Ein Blick auf Ursachen, Risiken und Schutzmaßnahmen gegen die Rinderseuche

EEB - Causas, riesgos y medidas de protección contra esta enfermedad del ganado vacuno

Introducción a la encefalopatía espongiforme bovina

La encefalopatía espongiforme bovina (EEB) es una enfermedad neurodegenerativa que afecta al sistema nervioso central del ganado vacuno. Pertenece al grupo de enfermedades relacionadas con los priones, también conocidas como encefalopatías espongiformes transmisibles (EET). La EEB está causada por proteínas mal plegadas, conocidas como priones, que dañan las células cerebrales sanas y provocan daños característicos en el cerebro, dando lugar a un aspecto esponjoso. La enfermedad se descubrió por primera vez en el Reino Unido en la década de 1980 y ha tenido importantes repercusiones sanitarias y económicas. Preocupaba especialmente la transmisión de la infección a los humanos en forma de vECJ (variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob). Debido a su potencial amenaza para la salud pública, se han introducido medidas exhaustivas de vigilancia y control de la EEB para garantizar tanto el bienestar animal como el humano. En las siguientes secciones se explican con más detalle las causas, los síntomas y las medidas preventivas contra la EEB.

Definición de EEB

La encefalopatía espongiforme bovina (EEB) es una enfermedad neurodegenerativa que afecta principalmente al ganado vacuno. Pertenece al grupo de las encefalopatías espongiformes transmisibles (EET), causadas por proteínas mal plegadas conocidas como priones. Éstos provocan daños en el cerebro y se manifiestan en un aspecto característico, esponjoso, del tejido cerebral.

En Austria, la EEB se controla estrictamente mediante exhaustivas medidas de vigilancia con el fin de minimizar el riesgo para la salud animal y, potencialmente, también para la salud humana. Para ello se utilizan diversas pruebas. En el pasado se han dado casos atípicos de EEB, lo que habla en favor de la necesidad de un sistema de vigilancia eficaz. Desde 2013 se aplica en Austria un régimen de pruebas basado en el riesgo, que permite dar una respuesta específica y eficaz a posibles enfermedades y garantiza el estado de salud de la cabaña ganadera.

Estas medidas tienen como objetivo reducir aún más la aparición de la EEB y aumentar la confianza en la cría y utilización del ganado vacuno.

Antecedentes históricos

La EEB, o encefalopatía espongiforme bovina, es una enfermedad neurodegenerativa del ganado vacuno que se diagnosticó por primera vez en el Reino Unido en 1985. En los años siguientes se produjo un aumento espectacular de los casos, con más de 180.000 reses afectadas cuando alcanzó su punto álgido. Esta epidemia se vio favorecida por el uso de piensos contaminados, en particular harinas de carne y huesos.

La primera confirmación de EEB en Alemania se produjo en 2000 y hasta la fecha se han notificado varias docenas de casos en este país, donde se han establecido estrictas normas sobre alimentación y seguimiento del ganado para evitar una mayor propagación.

Un examen clínico minucioso desempeña un papel decisivo en la sospecha de EEB. Síntomas como cambios de comportamiento, falta de coordinación y pérdida de peso pueden indicar la presencia de la enfermedad. Dado que la EEB supone una importante amenaza para la salud pública y la ganadería, el diagnóstico precoz y el seguimiento son esenciales para garantizar la seguridad de la cadena alimentaria.

Biología de la EEB

La encefalopatía espongiforme bovina (EEB), también conocida coloquialmente como enfermedad de las vacas locas, es una enfermedad neurodegenerativa que afecta al sistema nervioso central del ganado vacuno. Pertenece a un grupo de enfermedades categorizadas como encefalopatías espongiformes transmisibles (EET), causadas por proteínas plegadas de forma anormal conocidas como priones. Estos priones provocan daños progresivos en el cerebro, lo que da lugar a síntomas característicos como cambios de comportamiento, trastornos de la coordinación y, en última instancia, la muerte de los animales. La EEB se identificó por primera vez en el Reino Unido en la década de 1980 y causó preocupación en todo el mundo, sobre todo por su transmisibilidad a los seres humanos en forma de variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (vECJ). En las secciones siguientes se examina con más detalle la biología de la EEB, incluidos los mecanismos por los que los priones causan la enfermedad, los efectos en los animales afectados y los riesgos potenciales para la salud humana.

¿Qué son los priones?

Los priones son proteínas infecciosas caracterizadas por su estructura anormalmente plegada. A diferencia de los virus patógenos, los priones carecen de material genético. Son capaces de causar enfermedades neurodegenerativas como la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) y la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ).

El mecanismo por el que los priones convierten las proteínas sanas en su forma anormal se basa en una interacción defectuosa. Cuando una proteína sana entra en contacto con un prión, la proteína sana adopta una estructura similar, mal plegada. Este proceso puede propagarse exponencialmente, ya que los priones recién formados también manipulan proteínas sanas.

La EEB se da principalmente en el ganado vacuno y provoca síntomas neurológicos graves, mientras que la ECJ es una variante en humanos que suele aparecer a una edad avanzada. Ambas enfermedades son conocidas por sus efectos devastadores sobre el sistema nervioso e ilustran el peligro de los priones como patógenos de enfermedades neurodegenerativas.

Mecanismo de transmisión de la enfermedad

La EEB, o encefalopatía espongiforme bovina, es una forma de encefalopatía espongiforme transmisible (EET) que afecta al sistema nervioso central del ganado vacuno. El mecanismo de transmisión de la enfermedad es principalmente a través del consumo de tejido infeccioso, especialmente tejido cerebral y de la médula espinal, procedente de animales infectados. Los priones responsables de las EET son proteínas anormales que dañan las proteínas normales del cerebro y provocan la formación de lesiones espongiformes.

Para garantizar la seguridad de los consumidores, son esenciales unos controles de calidad exhaustivos y la trazabilidad a lo largo de la cadena alimentaria. Estas medidas permiten identificar rápidamente los productos potencialmente contaminados y retirarlos del mercado.

En el marco del plan de crisis de la EEB se han introducido normas estrictas para minimizar el riesgo de transmisión. Esto incluye el control de los materiales de origen bovino para garantizar que ningún tejido infectado entre en la cadena alimentaria. Un programa de vigilancia continua también ayuda a detectar los casos de EEB en una fase temprana y a contener la propagación de la enfermedad.

Formas de encefalopatías espongiformes

Las encefalopatías espongiformes son un grupo de enfermedades neurodegenerativas causadas por proteínas mal plegadas conocidas como priones. La encefalopatía espongiforme bovina (EEB), también conocida como "mal de las vacas locas", afecta sobre todo al ganado vacuno y provoca síntomas neurológicos graves como cambios de comportamiento, trastornos de la coordinación y, en última instancia, la muerte. La EEB suele transmitirse por el consumo de piensos contaminados que contienen priones.

Otra forma conocida es el prurigo lumbar, que afecta a ovejas y cabras. El prurigo lumbar presenta síntomas similares a los de la EEB, como picor, pérdida de pelo y pérdida de peso, pero la transmisión y la patogénesis son diferentes en estos animales. Mientras que el prurigo lumbar tiene un largo periodo de incubación, la EEB suele manifestarse bruscamente, sobre todo en el ganado infectado.

Los síntomas de las encefalopatías espongiformes son variados y dependen de la especie, pero los priones subyacentes son el elemento unificador que causa estas peligrosas enfermedades. El control y la prevención de estas enfermedades son fundamentales para la salud animal y la seguridad pública.

Información general

La EEB, o encefalopatía espongiforme bovina, es una enfermedad neurodegenerativa causada por proteínas priónicas (PrPSc) plegadas de forma anormal. Estas proteínas priónicas penetran en el cerebro de los bovinos y provocan daños progresivos en el tejido nervioso, dando lugar a cambios tensos y esponjosos en el tejido. Los síntomas incluyen cambios de comportamiento, incoordinación y, en última instancia, la muerte.

La EEB se transmite principalmente a través de piensos infecciosos, en particular harinas de carne y huesos de ganado infectado. Esto ha dado lugar a una estricta normativa en la industria de piensos. La esterilización a alta presión se utiliza para tratar de forma segura los materiales potencialmente contaminados y minimizar el riesgo de transmisión.

También existen formas esporádicas de EEB que pueden aparecer independientemente de la ingesta de alimentos. Estas variantes suelen estar asociadas a predisposiciones genéticas y pueden darse en poblaciones sin que se reconozca una vía de transmisión clara. La investigación de los mecanismos causales de estos casos esporádicos sigue siendo un reto importante en el ámbito de la sanidad animal.

Progresión de la enfermedad/síntomas

La encefalopatía espongiforme bovina (EEB) es una enfermedad neurodegenerativa del ganado bovino causada por proteínas priónicas anormales. La enfermedad progresa gradualmente y puede tardar varios años en desarrollarse. El periodo de incubación suele ser de cuatro a cinco años, lo que significa que los animales suelen permanecer asintomáticos durante mucho tiempo antes de mostrar los primeros síntomas.

Los síntomas característicos de la EEB incluyen cambios de comportamiento como ansiedad, agresividad y aislamiento social. Los animales afectados también son propensos a sufrir trastornos motores, que se manifiestan en dificultad para caminar, temblores y un patrón de marcha alterado. Estos síntomas se deben a la degeneración del sistema nervioso, que afecta a la capacidad de coordinación y movimiento de los animales.

Los cambios histológicos post mortem muestran lesiones típicas en el cerebro, incluida la espongiosis, que indican daños en las células nerviosas. Estos cambios son cruciales para el diagnóstico de la enfermedad tras la muerte del animal. Por tanto, la EEB supone una grave amenaza para la salud animal y también tiene implicaciones para la salud pública.

Detección/diagnóstico

La EEB (encefalopatía espongiforme bovina) es una enfermedad neurodegenerativa del ganado bovino causada por priones. Se utilizan varios métodos para diagnosticar la EEB. La histología, que visualiza los cambios en el tejido nervioso, suele complementarse con la inmunohistoquímica, que detecta proteínas priónicas específicas. Además, se utilizan pruebas rápidas como ELISA y Western blot para permitir una identificación rápida y fiable de los priones.

En la práctica, las pruebas se realizan en los mataderos y en los animales sospechosos, y el límite de edad para realizarlas se ha elevado recientemente a entre 24 y 48 meses para garantizar que el diagnóstico se realiza en la fase más crítica de la enfermedad y mejorar el seguimiento. Es importante señalar que la detección de priones en animales vivos aún no está autorizada, lo que dificulta la detección precoz y el control de la enfermedad. La combinación de estos métodos de diagnóstico es crucial para la identificación precoz de la EEB y la protección de la salud animal.

Difusión

La encefalopatía espongiforme bovina (EEB), a menudo denominada enfermedad de las vacas locas, es una enfermedad neurodegenerativa que se da en el ganado vacuno y está causada por proteínas priónicas anormales. Esta enfermedad ha ido ganando cada vez más atención desde la década de 1980, después de que provocara graves brotes en varios países europeos. La EEB no sólo tiene un impacto devastador en la salud animal, sino también en la salud humana, en particular a través de la variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (vECJ) transmitida por el consumo de carne contaminada. La propagación de la EEB está estrechamente relacionada con las prácticas de alimentación animal, en particular el uso de harinas de carne y huesos, que pueden contener priones infecciosos. En las siguientes secciones se explica cómo se propagó la enfermedad, qué medidas se tomaron para controlar su propagación y qué repercusiones tuvo en la agricultura y la salud pública.

Alemania

La encefalopatía espongiforme bovina (EEB) apareció en Alemania en los años 90, cuando se detectó la primera infección en ganado importado del Reino Unido. Esta enfermedad, también conocida como "mal de las vacas locas", provocó una crisis en la ganadería y una pérdida masiva de confianza en la industria cárnica. El gobierno alemán respondió con leyes estrictas, incluida la prohibición de alimentar al ganado con harinas de carne y huesos, para detener la transmisión de la enfermedad.

El impacto en la economía fue grave: las exportaciones de carne de vacuno se desplomaron y muchos ganaderos sufrieron graves pérdidas financieras. Aumentaron los conflictos entre los ganaderos de vacuno convencional, partidarios de la cría y alimentación intensivas, y los ganaderos de vacuno robusto, partidarios de una cría sostenible y adaptada a la especie. Mientras que los ganaderos de vacuno robusto veían el problema de la EEB como una oportunidad para aumentar el valor de sus productos, los ganaderos convencionales temían por su subsistencia. En general, la crisis de la EEB en Alemania provocó cambios de gran alcance en la cría de animales y la producción de alimentos.

La salud animal también es importante para los humanos

La sanidad animal tiene una importancia crucial para la salud humana, especialmente en el caso de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), una grave enfermedad neurodegenerativa del ganado vacuno. La EEB está causada por priones, proteínas infecciosas que dañan el tejido sano del cerebro y provocan una degeneración mortal. Un aspecto clave de la EEB es su relación con la nueva variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (vECJ) en humanos, que puede ser causada por el consumo de carne de vacuno infectada.

Hasta la fecha no se ha registrado ningún caso de vECJ en Alemania, lo que se debe en gran medida a las estrictas medidas de control. Entre ellas figuran el control y la exclusión de materiales de riesgo, así como programas educativos para ganaderos y consumidores. Tales medidas demuestran la importancia de un enfoque responsable de la sanidad animal para la protección de la salud humana. Los riesgos que plantea la EEB ponen de relieve la necesidad de adoptar un enfoque integrado de las cuestiones de sanidad animal y salud pública.

Un amplio paquete de medidas permitió contener la enfermedad

La enfermedad de la EEB (encefalopatía espongiforme bovina), también conocida como mal de las vacas locas, supuso una importante amenaza para la seguridad alimentaria en Alemania y Europa en la década de 1990. Para contener la enfermedad se aplicó un amplio paquete de medidas que contribuyó decisivamente a la lucha contra la EEB.

Las medidas clave incluían la prohibición de alimentar al ganado con proteínas animales procesadas y la realización obligatoria de pruebas de EEB a los animales de más de 30 meses de edad. Estas medidas redujeron el riesgo de transmisión del patógeno y protegieron tanto a la población animal como a los consumidores.

El Instituto Federal de Evaluación de Riesgos desempeñó un papel esencial al proporcionar la base científica para la evaluación de riesgos y supervisar el cumplimiento de los controles de calidad a lo largo de la cadena alimentaria. Las auditorías e inspecciones periódicas garantizaban que siempre se cumplieran las normas.

Además, las medidas se adaptan continuamente a la evolución del riesgo. Esta estrategia dinámica permite reaccionar rápidamente a los nuevos descubrimientos y garantizar la seguridad alimentaria a largo plazo.

Pruebas

La encefalopatía espongiforme bovina (EEB), también conocida como enfermedad de las vacas locas, se detectó por primera vez en Austria en diciembre de 2001. Desde entonces, el país ha participado en exhaustivas investigaciones sobre la EEB para vigilar la salud del ganado y garantizar la protección de los consumidores. En septiembre de 2010 se habían realizado pruebas a más de 2,5 millones de reses.

Los resultados anuales de las pruebas muestran una mejora constante. En los primeros años tras el primer caso, se realizaron numerosas pruebas y en 2010 sólo se habían producido un total de ocho resultados positivos. Los casos positivos se concentraron principalmente en los primeros años después de 2001, lo que indica la rápida respuesta y la eficacia de las medidas de control.

El gran número de pruebas realizadas y el escaso número de resultados positivos demuestran el éxito de las autoridades veterinarias austriacas a la hora de hacer frente a la EEB. La vigilancia continua sigue siendo crucial para prevenir la propagación de esta enfermedad y garantizar la seguridad en la producción ganadera.

Control y seguimiento

La encefalopatía espongiforme bovina (EEB), coloquialmente conocida como "mal de las vacas locas", es una grave enfermedad neurodegenerativa del ganado vacuno. En Suiza se aplican medidas estrictas para combatir y controlar la EEB. Un elemento central de estas medidas es la prohibición de utilizar harinas de carne y huesos en la alimentación de los rumiantes, lo que impide la transmisión de la enfermedad. Además, los materiales de riesgo, como ciertas partes del ganado potencialmente infecciosas, se excluyen de la cadena alimentaria.

La vigilancia en los mataderos desempeña un papel esencial en la gestión de la EEB. Suiza ha sido clasificada por la Organización Mundial de Sanidad Animal (WOAH) como país con un riesgo insignificante de EEB, lo que subraya el alto nivel de seguridad y control. Los programas de vigilancia continua son cruciales para detectar posibles nuevos casos en una fase temprana y proteger la salud de la población. El objetivo de estos programas no es sólo identificar las infecciones en una fase temprana, sino también garantizar que los productos cárnicos sean seguros y que los animales se mantengan sanos.

Determinación de la situación respecto a la EEB

La EEB, también conocida como encefalopatía espongiforme bovina o "mal de las vacas locas", es una enfermedad neurodegenerativa que se da en el ganado vacuno y está causada por la presencia de priones. Estas proteínas mal plegadas provocan daños en el tejido cerebral y causan graves problemas de salud a los animales afectados. La EEB se detectó por primera vez en el Reino Unido en la década de 1980 y desde entonces ha suscitado preocupación internacional, sobre todo por los riesgos que puede entrañar para la salud humana el consumo de carne infectada. Determinar la situación de un animal bovino respecto a la EEB es crucial para garantizar la seguridad de la producción de carne y la protección de la salud pública. En la respectiva estrategia de seguimiento y pruebas se utilizan diversos métodos de diagnóstico para reconocer una posible infección en una fase temprana. Esto es especialmente importante para el control y la gestión de la enfermedad y para mantener la confianza en la cadena de suministro de carne.

Trastornos del comportamiento

La encefalopatía espongiforme bovina (EEB) es una peligrosa enfermedad neurodegenerativa del ganado bovino que se caracteriza por trastornos del comportamiento. Los animales afectados suelen mostrar ansiedad, nerviosismo y agresividad, que se manifiestan en un cambio llamativo de comportamiento. Estos trastornos se deben a una infección por priones, que se transmiten a través del consumo de harinas de carne y huesos contaminadas.

Además de las anomalías de comportamiento, pueden aparecer síntomas característicos como rechinar de dientes, temblores y trastornos del movimiento. Estos trastornos motores conducen a menudo a una marcha cada vez más rígida, lo que aumenta el riesgo de lesiones en los animales. El ganado con EEB muestra una inseguridad creciente en sus movimientos y puede tener dificultades para orientarse en el espacio.

La combinación de síntomas neurológicos y trastornos del comportamiento convierte a la EEB en una grave amenaza, tanto para los animales afectados como para la agricultura en general. El control de la ingesta de alimentos, especialmente de harinas de carne y huesos, es crucial para evitar la propagación de esta enfermedad mortal.

Trastornos del movimiento

La EEB, también conocida como encefalopatía espongiforme bovina, provoca trastornos específicos del movimiento en los animales afectados, que empeoran drásticamente a medida que avanza la enfermedad. Al principio, pueden observarse cambios sutiles en la marcha, que evolucionan hacia una marcha rígida. Los animales suelen mostrar ataxia, es decir, tienen dificultades para controlar la posición del cuerpo, lo que provoca movimientos inestables.

Otro síntoma típico es la hipermetría de los cuartos traseros, en la que las patas traseras se elevan excesivamente cuando los animales se mueven. El ordeño puede resultar problemático debido a la postura inestable y las caídas repetidas. En fases avanzadas de la enfermedad, los animales se inmovilizan cada vez más. Pierden la capacidad de levantarse por sí solos y a menudo permanecen tumbados de lado.

Además, los animales muestran anomalías de comportamiento típicas, como confusión y alteraciones del comportamiento social, lo que dificulta el diagnóstico y la gestión de la enfermedad. Estos trastornos del movimiento son decisivos para el cuadro clínico de la EEB.

Alteraciones sensoriales

La EEB, también conocida como enfermedad de las vacas locas, provoca alteraciones sensoriales considerables en los animales afectados. Éstas se manifiestan en una hipersensibilidad al tacto, a la luz y al sonido. Los animales suelen mostrar un comportamiento llamativo, estremeciéndose o incluso cayéndose ante estímulos ambientales mínimos. Estas reacciones pueden estar causadas por el trastorno del sistema nervioso central.

Físicamente, la EEB se caracteriza por una emaciación lenta y trastornos del movimiento. Los animales tienen dificultades para coordinarse, lo que puede provocar inestabilidad al caminar y caídas.

Además de los síntomas físicos, también se producen importantes anomalías de comportamiento. Los animales afectados muestran una mayor ansiedad y pueden volverse agresivos en su comportamiento. Esta agresividad puede dirigirse tanto a las personas como a los congéneres, lo que dificulta el manejo de los animales afectados. La combinación de estos síntomas hace de la EEB una enfermedad grave con consecuencias de gran alcance para la cría de animales y la salud pública.

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